Esfuerzo con “Algo de Miel”

Bernard Shaw observaba que, “según las leyes de la física, comprobadas por los experimentos en el túnel aerodinámico, la abeja no debería volar, ya que el tamaño, el peso y la configuración de su cuerpo no guardan la debida proporción con la envergadura de sus alas. Pero la abeja, que ignora estas verdades científicas, se lanza a volar, y no tan sólo vuela, sino que fabrica su poco de miel todos los días”.

En el plano de nuestras realidades cotidianas, también ocurre que las dimensiones de los obstáculos externos y las de nuestras propias limitaciones, no guardan la debida proporción con la envergadura de nuestros ideales. Por eso, cuando pensamos detenidamente en ello, fácilmente desistimos de hacer realidad nuestros sueños, el consabido “parálisis del análisis”.

Pero, cuando como la abeja, ignoramos estos asertos o, lo que es mejor, deliberadamente los dejamos de lado y empezamos con fuerzas a “batir las alas” de nuestros ideales, inevitablemente ocurre que damos vuelo a la empresa soñada. Y es entonces tal nuestra alegría, que hasta podemos empezar, también nosotros, a fabricar “algo de miel” todos los días.

Aunque la realidad no guarde proporción con la envergadura de nuestros ideales, podemos aspirar y aún llegar a ellos; porque el mismo que puso fuerza motriz que impele a la abeja a volar y a hacer miel, es también el que pone la sonrisa confiada en nuestros labios y el que derrama su amor en nuestros corazones. Ciertamente podemos vencer los obstáculos que determinan nuestras limitaciones; podemos elevarnos por medio del poder que Dios tiene y da. Porque Él dijo: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad (2 Corintios 12:9)

Next
Next

El Peor de los Venenos