El Poder de la Esperanza
En el libro Sobrevivir, escrito por Vitus Droscher, y en el capítulo “El estrés en los animales”, se hace referencia a un experimento científico realizado en la ciudad de Mainz, Alemania:
En primer lugar, una rata fue arrojada sorpresivamente a un estanque de agua. Antes de tres minutos había muerto de angustia; no pereció ahogada, sino de un ataque al corazón. Luego fue arrojada al agua una segunda rata, pero ni bien cayó al estanque se le tiró una tablita salvadora, y, así braceando sobre la tabla flotó por diecisiete minutos. Se la sacó, se la dejó descansar y luego se la volvió a poner en el agua, pero apoyada desde el comienzo en la tabla salvadora. Continuó nadando durante siete horas. Luego murió por el agotamiento, pero no de angustia. Los científicos llegaron a esta conclusión: cuando se tiene esperanza de sobrevivir, tanto la vida de los animales como la de los seres humanos se prolonga.
Ciertamente, vivimos por lo que esperamos. Pero muchas veces nos pasa lo que ocurrió a la primera rata del experimento. Caemos al agua, sin que aparentemente exista una tabla salvadora que nos sostenga. De golpe perdemos el trabajo, o uno de nuestros hijos es atropellado por un auto y queda paralítico; o de pronto —después de 20 años de casados— la vida matrimonial pierde su encanto. O lo que es peor, vamos al médico en un examen de rutina y se nos descubre que en un rincón de nuestro cerebro se anida un tumor maligno que es inoperable.
Lector amable, la “tabla salvadora” es la cruz de Cristo. La fórmula bíblica para mantener viva la esperanza, es pasar por el Calvario. Existe una íntima relación entre la primera y la segunda venida de Cristo. Dice San Pablo: Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan (Hebreos 9:28). Sé tú uno de los que le esperan. La cruz garantiza tu corona.